jueves, 26 de abril de 2012

Parte1

"Si no conocemos el pasado, no podemos entender el presente y no podemos prepararnos para el futuro." 

         Hace 2-3 años todo esto era secreto. Sin embargo, hoy nada parece ser secreto.
         El mundo que nos rodea está repleto de información, de desinformación, de verdad y de mentira, de cosas malas y de cosas buenas, de hombres malos y de hombres buenos, de espíritus malos y de espíritus buenos. ¿O no?
         Aquí puede haber problemas, debido a que hay personas (cada vez más) que no creen en espíritus. ¿Tú crees? ¿O no sabes ya que creer, siendo bombardeado todos los días con todo tipo de verdades?
         Si tendrás curiosidad y paciencia, inteligencia y sinceridad (contigo mismo) vamos a intentar descubrir juntos interesantes verdades y discernir entre lo real e irreal.
         ¿Has visto la película Matrix? (Matriz, creo que se llamó en España). Para empezar te voy a decir que la realidad del mundo en que vivimos es mucho peor que esa película. Más adelante vas a encontrar detalles y evidencias incontestables, pero por ahora...
   Bueno, tengo que decir, obligado por mi conciencia y conforme al título de mi blog, que a pesar de lo que nosotros todos creemos, esos espíritus existen. Sí, están cada momento en nuestro derredor, intentando influirnos, persuadirnos, para tomar una decisión. Buena o mala.
También tengo que decir, conforme a las mismas razones, que estamos, (queremos o no, creemos o no), en medio de una Guerra Universal. Esta Guerra no es una guerra convencional, sino, una Guerra Espiritual.
   La lucha se da para tu mente y la mía. Para conquistar la mente del ser humano. De esto se trata. Así de claro, tan fácil y tan complicado.

Para comprender exactamente de que se trata voy a exponer aquí, en mi blog, mis investigaciones de más de 6 años (estamos en 2012), vídeos, fotos, documentos, etc. que desvelan, desenmascaran el ex secreto de las...
Sociedades Secretas:

Intenta imaginarte, por un instante, que eres un extraterrestre. Acabas de recorrer varios años luz con tu cosmonave y te diriges al planeta Tierra. Tienes la misión de explorar ese planeta, de tomar contacto con sus habitantes para intercambiar conocimiento y obtener información a todos los niveles. Si todo va bien, si llegas a la conclusión de que sus habitantes son honestos y están dispuestos a todo para la paz, la Tierra podría entonces ser admitida en la Federación Intergaláctica. Y con un espíritu abierto, se podrían establecer contactos con habitantes de otros planetas. La conciencia terrestre utilizaría claramente este avance, que llegaría también a los terrenos de la tecnología y de la salud. Así pues te vas propulsando hacia la órbita terrestre. Enciendes tu monitor y te abandonas al merced de las ondas espaciales. Captas entonces una estación emisora de informaciones que transmite lo que pasa en la Tierra. Comprendes que estás en la cercanía de un planeta guerrero donde los habitantes luchan, luchan, matan, maltratan, violan todas las leyes morales e inmorales, no contra un planeta enemigo, sino entre ellos mismos, y desde hace milenios. Eso estabas muy lejos de imaginarlo.
Primera verificación: ningún concepto inteligente puede justificar esas guerras, pues unos luchan en nombre de su fe religiosa, otros por el color de su piel, algunos no están satisfechos con el tamaño de su país, otros combaten para sobrevivir, pues no tienen nada que comer, otros, no  dejan de pensar en el dinero, pero parece que todos ellos piensan sólo en sí mismo. Llegas a la conclusión de que este planeta no está maduro para recibir las informaciones y tecnología que tenéis para ofrecer. Sea cual fuese el país donde vas a ir, lo cierto y seguro es que tus regalos no servirían para el bien de todos los habitantes de la Tierra, sino tan sólo para los intereses egoístas de unos pocos dirigentes de cada país.
Entonces es posible que pensarás en tu planeta natal, en la época en que también estaba en guerra. Además has verificado que se han lanzado misiles contra tu cosmonave. Tomas tu decisión: visitar otro planeta.

   Tú, te has preguntando alguna vez ¿por qué los hombres están siempre en guerra?

   El sabio suizo Jean-Jacques Babel verificó que desde los últimos 56 siglos, la humanidad lleva organizadas 14.500 guerras, que provocaron tres mil millones y medio de muertes. Esto representa la mitad de la población mundial de hoy en día. Solamente en el año 1991, por ejemplo, se registraron 52 guerras o focos de crisis en nuestra Tierra. Esto significa que después de numerosos conflictos en este planeta, entre los cuáles dos guerras mundiales en un siglo, aquel año vio oponerse recíprocamente 104 ideologías, cuyas demandas debían ser muy importantes para justificar nuevamente la masacre de muchos millones de seres humanos. ¿Qué finalidad impele, pues, a la guerra entre los hombres? No sería ninguna novedad que una tercera guerra mundial saque ventaja de la lucha entre países. Es bien sabido que “cuando dos personas contienden entre sí, una tercera se alegra”. Ya sea que apliquemos la frase a un país o a un planeta entero, veremos cómo se cumple. ¿Serán los jesuitas? Oh, otra vez teorías de la conspiración, seguro…

Por ejemplo, los sistemas bancarios  que hacen un préstamo a un país beligerante, tienen interés en que la guerra no termine pronto. Es por medio de guerras y perturbaciones  que se puede impulsar a un pueblo a aceptar, e incluso a desear, que surjan instituciones que él jamás habría espontáneamente consentido (por ejemplo: la OTAN y la ONU).

¿Es posible que sólo la industria armamentística saque provecho de ello? ¿Qué lleva a los seres humanos a odiarse indefinidamente hasta el punto de matar a sus propios congéneres? ¿Qué es tan  importante como para llevarnos a exterminar una vida? ¿Acaso no aprendimos nada de los cientos de miles de seres humanos muertos en las guerras, y del sufrimiento que ello ocasionó?

Tomemos, por ejemplo, a la ex - Yugoslavia, en la que muchos pueblos que vivían en paz desde hace décadas, acaban de masacrarse. ¿Qué lleva de repente a esos seres humanos a considerar como sus peores enemigos a sus hermanos, que vivían en la misma ciudad, hablaban la misma lengua, usaban las mismas vestimentas, compartían el mismo amor, las mismas alegrías, los lloros y las risas? ¿Qué hace que maten a sus niños, violen a sus mujeres y envíen a sus esposos a campos de concentración? ¿No resuena nada en nosotros? ¿Será que verdaderamente son motivos ideológicos, propios de ciertos grupos, los que causaron esa guerra? ¿O será necesario encontrar quién está detrás de esto?

¿Quién puede asumir la parte del tercero? ¿De dónde proviene, pues, la idea preconcebida del adversario, inculcada en el ser humano por las religiones, los libros escolares y por los  medios de comunicación?

¿Cuál es el objetivo de las personas que están en la base de esta idea y sobre la que machacan constantemente? ¿Quién saca provecho de la creciente hostilidad y de la degeneración de  la humanidad? ¿Quizá Satán, Lucifer, Ariman, Baphomet u otras entidades “intangibles”, a quiénes gustosamente les echamos la culpa?

Voy a presentar desde aquí en adelante la historia de algunos personajes bien tangibles que, en 1773, establecieron un proyecto en Frankfurt, en una casa de la Judenstrasse (¡Calle de los Judíos!). Ellos querían preparar el camino para su gobierno mundial único hacia el año 2000, por medio de tres guerras mundiales. Un proyecto perfectamente elaborado, basado en las cobardía y en los temores de los seres humanos, y que acabaría por volverse en contra de ellos.
La finalidad de un gobierno mundial, en sí, no tiene nada de nuevo, pues el Vaticano siempre buscó hacer de nuestro mundo un mundo católico. Por esta razón, torturó y masacró a millones de seres humanos, (unos 80 millones de cristianos), como la historia demuestra.
El Islamismo tuvo la misma finalidad, siendo una de las religiones más importantes (inventada por la Iglesia Romano-Católica).
No nos olvidemos que la ideología rusa “pan-eslava”, instaurada originalmente por Guillermo el Grande, exigía la eliminación de Alemania y Austria, y la anexión de India y Persia, tras el sometimiento de Europa.
Notemos también la ideología de “Asia para los asiáticos”, que reclama que la confederación de los estados asiáticos esté bajo el control de Japón.
Notemos también la ideología “pan-germánica”, que prevé un control de Europa por parte de Alemania, para extenderse más tarde por el resto del mundo.

Las personas que voy a mencionar, no tienen nada en absoluto que ver con cualquier dogma, y no pertenecen a ninguna nación. No son ni de izquierdas, ni de derechas, ni liberales, ni conservadores, pero utilizan todas esas instituciones para conseguir sus fines. Naturalmente, forman parte de una organización cualquiera, pero solamente para dificultar eventuales búsquedas, para crear confusión entre los “curiosos”, y conducirlos así a una pista falsa. Esas personas se sirven tanto de cristianos como de judíos, de fascistas, de comunistas, de sionistas, de mormones, de ateos, de satanistas, de pobres, de ricos, de tontos y de sabios, ¡de todos!
Pero su principal existo se debe a los ignorantes y a los indiferentes, a aquéllas personas (mayoritarias en el mundo), que en la vida sólo son interesados en trabajar como esclavos por un sueldo de miseria, comer, beber y mirar la tele y pensar y afirmar que son libres, personas que han sido aniquiladas mentalmente, lavadas al cerebro, mediante los medios de comunicación.

Entre los iniciados en los secretos de las Sociedades Secretas, los “guerreros” citados arriba, se denominan habitualmente con el nombre de los Illuminati, pero ellos son conocidos también como, the Big Brother (el Gran Hermano), o el Gobierno Invisible, o los Hombres Grises, el Gobierno Oculto, el Gobierno Secreto (The Establishment). Pero en realidad, detrás de todas estas organizaciones con títulos resonantes, está una sola organización, que a pesar del nombre con mensaje de esperanza y salvación, está compuesta por individuos caracterizados por la más inimaginable perversidad criminal, por falta total de conciencia, y por la más impensable ira contra los seres humanos: la Sociedad de Jesús, o más comúnmente conocidos como Los Jesuitas.


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